Los fines de semana, los tucumanos aprovechan para relajarse, divertirse o salir de la rutina en un bar. Pero hace un tiempo, en estos lugares, el escenario es distinto: en las mesas, además de comida, vasos de cerveza y tragos, hay piezas de cerámica, atriles y pinturas. Los clientes, bocetan, pintan y beben algo en un ambiente con música y arte. Es que una tendencia social cobró fuerza desde el año pasado e invita a los tucumanos a conectar con la creatividad en ambientes relajados y estimulantes.
Los encuentros, que combinan el arte con el disfrute gastronómico, nacieron en Europa hace algunos años y llegaron a la provincia para convertirse en un fenómeno en el que las personas se dan cita para hacer una actividad artística como pintar, moldear cerámica, crear collages o leer el tarot mientras degustan una copa de vino, una cerveza artesanal o un café de especialidad.
El nuevo escenario de bares: una cita de juegos
“La premisa siempre es el disfrute”, dice la fotógrafa Paula Medjugorac, que junto a su pareja Nicolás Bukzoni, barista, ambos de 40 años, lograron ensamblar sus pasiones para ofrecer una propuesta que mezcla el collage manual y el café de especialidad.
Las “meriendas collageras” se hacen en el living de la casa de Paula en Barrio Sur y se extienden por más de dos horas. La idea es que, además de inspirarse haciendo una manualidad, tengan una mirada comprensiva del café de origen. “El público que asiste es mayormente femenino, de 20 a 70 años”, cuenta la artista.
“La técnica que usan es la de collage intuitivo, sin consigna. Cuando llega la gente, se encuentra con revistas de los años 50, 60 y actuales; libros, hojas de diferentes gramajes y texturas, telas, hilos y sellos, y cada una recorta lo que le llama la atención”, enumera Paula.
La anfitriona comenta que en cada encuentro se prueban tres tipos de cafés de orígenes como Bolivia, Brasil y Colombia con distintos procesos de fabricación. “Hacemos un break para aprender sobre el café de especialidad de la mano de Nicolás y comer algún manjar dulce”, detalla.
La destreza de cortar y pegar imágenes o elementos de distintos tipos también se fusiona con el vino. Agostina Rodríguez (29) es diseñadora gráfica y se define como “collagista”. Junto con Ayelén Brandán (33), sommelier y propietaria de un bar de vinos, tuvieron la idea de planear eventos de tres horas dónde la gente cata y explora la creatividad con tijeras y pegamento.
La dinámica del evento es la siguiente: la cita es de 20 a 23. La primera hora se dedica a la elección de materiales y se ofrece una copa de vino. La siguiente hora es de distensión, luego se dedican únicamente a la producción del collage para culminar el encuentro. “La excusa es hacer un collage pero la idea es tener una cita de juego”, comparte la diseñadora.
“Les ofrezco una dinámica para soltar la creatividad con una cajita con palabras para que saquen de ellas alguna idea disparadora. El plan es que sean libres”, menciona Agostina.
A la hora de seleccionar el vino para el encuentro, Ayelén, detalla que “tienen que ser alternativas sencillas y amables, porque suponemos que no todos están acostumbrados a beber vino”. Habitualmente hay un torrontés del norte del país como variedad de vino blanco: una opción seca y otra dulce. Para los vinos tintos, suelen elegir el clásico malbec, por lo general, mendocino y afrutado. También hay opciones de cócteles. “Si bien es protagonista, el vino no le quita importancia a lo artístico”, aclara la sommelier.
Aperitivos: sinónimo de charlas, de risas y de buena compañíaEsta bebida milenaria, también se conjuga con la pintura y los pinceles. “Pinta Vino” es la alternativa creada en mayo de 2023 por Camila Roqueta (32) y Casandra Ramírez (32), licenciadas en artes plásticas. Hasta la fecha realizaron 46 encuentros en bares donde invitan a crear una obra a partir de una consigna basada en un artista, una frase o una idea. “Nos inspiró ver que en Buenos Aires y en varias ciudades de Europa había actividades de este tipo, pensadas para quienes no son artistas y en Tucumán hacía falta algo así para escapar de la rutina”.
Los espacios que eligen para los encuentros juegan un papel crucial. “Nos gusta ir rotando entre diferentes locales en San Miguel de Tucumán y Yerba Buena, porque los lugares aportan su propia magia y hacen que cada encuentro sea único, ofrecemos vinos pero también cervezas artesanales o tragos, dependiendo del sitio”, dice la tallerista.
Para los materiales, optan por bastidores de madera o retablos y pintura acrílica, porque son fáciles de manejar para principiantes. Al finalizar, cada participante se lleva su obra a casa. “Durante los eventos la gente se concentra tanto en sus obras que casi no hablan hasta que terminan. Es como un viaje interior”, manifie0sta la licenciada.
El nuevo escenario de bares: experiencia creativa
Delfina Saleme (22) es escultora y eligió mezclar la alfarería para presentarla de forma simple junto a la gastronomía, porque considera a esta última como una forma de expresión artística también. Inició el proyecto en su estudio, con cupos limitados y un enfoque personalizado; pero en bares recibe hasta 100 personas.
Por otro lado, el pasatiempo de tres amigas que hacen cerámica hace nueve años terminó mixturado con cerveza, tragos o meriendas. Justina y Flavia Salvatierra de 30 y 32 años, con Carla Guerrero (34) recorren cafeterías y locales gastronómicos con su emprendimiento.
La experiencia incluye todos los materiales necesarios para que los participantes pinten una pieza de cerámica: un bizcocho, que es la pieza ya horneada; engobes, que son los pigmentos; pinceles, tarjetones de inspiración y el proceso de esmaltado y horneado final para que el objeto sea apto para vajilla, microondas y horno.
El proceso creativo inicia con una hoja de instrucciones. Reciben el “bizcocho”, hacen el diseño sobre él, preparan y aplican los engobes. La mayoría de los participantes opta por hacer tazas, cuencos o bandejas. Luego, las piezas se llevan al estudio para ser esmaltadas y horneadas, y se entregan listas para su uso en un plazo de 15 días.
“Nos enfocamos en vinos de bodegas locales y brindamos una introducción para que los participantes comprendan el perfil de lo que degustan y su relación con la experiencia creativa. Creemos que la bebida añade un elemento sensorial que enriquece el proceso, ayudando a los participantes a relajarse y explorar sus ideas de forma más libre”, explica Delfina.
Té y tarot
“Una bebida como el té ayuda a conectar con cuestiones más profundas”, comenta Martina Casares (30), tarotista. Con cartas de tarot y la ayuda de un oráculo, ofrece una tirada individual que es un “pantallazo” de las áreas de la vida de la persona con una merienda de “té manifestador”, como lo llama.
Esta invitación a vivir una “tarde mágica y transformadora se presenta como ‘Té de luz’ y consiste en compartir un momento de introspección que incluye un té de hebras seleccionado para hacer una manifestación con una preparación energética previa, preguntas al tarot y consejos al oráculo”, describe la tarotista.
Artistas por un día
Muchos, como Delfina Robles (29) y Magalí Maidana (28) se citaron para pintar tazas y tomar cerveza un viernes por la noche. “Nos enteramos por Instagram y nos pareció que hacer esto era un desafío divertido para ambas”, dice Magalí.
Nahuel Burela y su novia Nazarena López, ambos de 20 años, eligieron salir de lo común y, sin experiencia previa, fueron a pintar cuadros y tomar una copa de vino. “Busqué inspiración en internet para pintar y elegí un paisaje nocturno”, cuenta Nahuel, mientras Nazarena sigue la consigna propuesta por las anfitrionas y recrea la obra “Blue Nude II” de Henri Matisse.
Cecilia Castañares (39) es maestra jardinera y eligió ir sola a pintar un plato y comer algo. “Hay ruido, pero también concentración y hago lo que me lleve la imaginación. Con la panza llena se trabaja mejor”, dice entre risas.
Es la segunda vez que Luciano Quiroga (23) y Agostina Sapienza (24) asisten a pintar y tomar vino y quisieron invitar a Nadina Piazza (37), tía de la joven, para compartir la experiencia. “Me pareció una linda invitación y me tocó en la tarjeta “La danza” de Matisse, así que estoy haciendo mi interpretación de la obra con colores invertidos”, explica Nadina.
Lejos de ser reuniones solo para expertos, estos eventos abiertos permiten que cada participante se exprese libremente a través de una consigna o dejándose llevar por la inspiración del momento. En cada pincelada, “tirada” de tarot o trago, hay una nueva forma de celebrar el arte y el placer compartido.
Pioneras
En 2021, Janet Mulki (41) y Estela Navarro (38) fueron las primeras en la provincia en lanzar su iniciativa llamada “Punto A”, en donde el fin era “ser artista por un día y conocer a los principales referentes del arte tucumano y del resto del país” en un bar frente a plaza Urquiza. (Producción periodística de Belén Castellano)